29.4.11

Guido Girardi discute sobre los partidos políticos y su relación con los movimientos ciudadanos

Participación en el Congreso Progresista de 2010 de Guido Girardi Lavín, Senador por el Partido por la Democracia (PPD) y Presidente del Senado de Chile, con el tema "Partidos políticos y su relación con los movimientos ciudadanos". Resulta importante escuchar la historia de uno de los principales actores políticos de una sociedad para la que la democracia resulta un componente novedoso en su sistema político. 



26.4.11

Entrevista a Dieter Nohlen sobre la situación del sistema de partidos en Perú

Dieter Nohlen, académico alemán experto en sistemas electorales y sistemas de partidos, habla sobre la situación de los partidos políticos en Perú y la atomización de su sistema. En México tenemos que preguntarnos si el camino para el fortalecimiento del Sistema Político pasa por temas como las candidaturas ciudadanas a nivel nacional o más bien tendríamos que caminar hacia el fortalecimiento del andamiaje institucional.


25.4.11

Distrito Federal, 2012*

En días recientes, los capitalinos fuimos testigos de la fuerza de la naturaleza y lo implacable que puede ser una tormenta. Como pocas veces, en tan sólo unas horas cayó una asombrosa cantidad de agua. De acuerdo con las autoridades capitalinas, el sábado 16 de abril la Ciudad de México registró una precipitación promedio de 64 milímetros, situación considerada atípica no sólo por la cantidad de lluvia, sino también por la fecha en que se presentó. La lluvia, además de los daños materiales a la infraestructura urbana y a miles de viviendas y automóviles, trajo con sí una revelación: los gobiernos de la capital han hecho muy poco para resolver los problemas que afectan a los habitantes del Distrito Federal.

Y frente a esta realidad que muestra no sólo la ineficiencia, sino también la falta de voluntad e interés de nuestros gobernantes, vale la pena comenzar a preguntarnos qué es lo que está pasando y cuál el rumbo que debemos tomar los ciudadanos. El próximo año, además de las elecciones federales donde se elegirán Presidente de la República, diputados federales y senadores, en el Distrito Federal votaremos por un Jefe de Gobierno, 16 Jefes Delegacionales y 66 diputados locales. Bien haríamos los ciudadanos en iniciar una reflexión seria y responsable que nos permita dilucidar si lo que han hechos los últimos gobernantes es lo que deseamos para nuestra Ciudad o si más bien requerimos un viraje hacia otras opciones políticas que planteen propuestas novedosas para resolver nuestros añejos problemas.

Desde 1997, cuando desapareció la figura de Jefe del Departamento del Distrito Federal y por primera ocasión los ciudadanos sufragaron para elegir a su gobernante, el Partido de la Revolución Democrática ha gobernado la Ciudad de México. En tres distintas ocasiones, sus candidatos – Cuauhtémoc Cárdenas  Solórzano, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubon – han resultado triunfadores. Pero también otros dos perredistas, Rosario Robles Berlanga y Alejandro Encinas Rodríguez, han gobernado esta Ciudad como Jefes de Gobierno sustitutos. En 14 años de democracia electoral en el Distrito Federal, los capitalinos hemos contado con cinco distintos gobernantes, y probablemente en los próximos meses se sume el sexto.

A partir del argumento anterior, vale la pena plantear varias preguntas. A quienes nos han gobernado, podríamos preguntarles: ¿En verdad les interesa resolver los principales problemas de la Ciudad? ¿Han buscado la Jefatura de Gobierno para servir a los capitalinos o para tener una de las mejores plataformas electorales en sus aspiraciones de más poder? Pero nosotros mismos también tendríamos que cuestionarnos al respecto. ¿Queremos que a partir de 2012 el Distrito Federal sea gobernado por alguien que no se involucre en nuestras necesidades y aspiraciones como sociedad? ¿Perpetuaremos a quienes han incumplido sus promesas y que sólo buscan el cargo para desde ahí despegar a posiciones de mayor responsabilidad?

Más allá de los daños provocados en el Viaducto o de aquellos sufridos en el patrimonio de miles de capitalinos, las lluvias de los últimos días han provocado entre la sociedad la necesidad de iniciar un debate sobre aquello que como ciudadanos queremos para los próximos años. A lo largo de las siguientes colaboraciones habremos de plantear los hechos tangibles que nos permiten afirmar que, hasta el momento, los habitantes del Distrito Federal no hemos contado con gobernantes que estén a la altura de nuestros problemas y necesidades. Más allá de filias o fobias por las personas o sus partidos, desde Cárdenas hasta Ebrard, quienes han recibido el voto, pero sobre todo la confianza de los ciudadanos, nos han quedado a deber. Es tiempo de evaluarlos. Es tiempo de reflexionar a partir de la realidad. Es tiempo de pensar en el Distrito Federal en 2012.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 25 de abril de 2011.

24.4.11

Giovanni Sartori en el programa Espiral, de Canal 11

Interesantes reflexiones de uno de los más grandes filósofos de la política, Giovanni Sartori. En esta ocasión, bajo la conducción de Ricardo Raphael y con los comentarios de Jorge Islas, Sartori realiza una disertación sobre las principales propuestas de reformas al Sistema Político Mexicano.





23.4.11

No les importa el país*

Soy uno de esos a los que no les gusta hablar de aquello que no sabe. Estoy convencido que hacerlo significa caer en una de las más profundas deshonestidades. En este sentido, confieso que mi formación no me permite entender muchas de las cuestiones económicas que suceden en el país. Me resulta imposible explicar la evolución de las variables macroeconómicas que señalan que somos una de las primeras economías del mundo, o los principales indicadores que permiten afirmar que el rumbo del país es el indicado. Pero hasta quien no entiende de economía sabe que cuando el desempleo entre jóvenes de 15 a 29 años pasó del 0.9 por ciento en 2000 al 3.3 por ciento en 2010, algo está mal. 

De acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda 2010, el desempleo entre la juventud se ha triplicado sin que se perciba al gobierno asumiendo su responsabilidad y actuando en consecuencia. Al parecer, los últimos secretarios de Economía se han dedicado a cualquier cosa, menos a hacer su trabajo. Bruno Ferrari ha encontrado más satisfacción en jugar con su BlackBerry y mandar mensajes de texto, que en pensar e implementar políticas públicas que fomenten la creación de empleos y el apoyo a negocios, empresas e industrias.

Pero no todo es culpa de Ferrari. Pareciera que nuestros gobernantes no se han dado cuenta de lo importante que resulta generar programas de gobierno, pero sobre todo políticas públicas, que permitan a las personas desarrollar todo su potencial. No logran percibir que los problemas de México no se resolverán con ocurrencias e improvisaciones. Gobernar, lo hemos señalado muchas veces, es una tarea que requiere de muchas cualidades de las que, al parecer, la gran mayoría de ellos carece.

Y así, tenemos un secretario de Educación que quisiera delegar su responsabilidad en la televisión, pero que se asume como un paradigma en la construcción de los nuevos valores de la sociedad mexicana. O un secretario del Trabajo que afirma que el es “el mero mero gallo del PAN” en la candidatura a la Presidencia de la República, pero que no hace nada para mejorar las condiciones de millones de trabajadores que realizan sus labores sin capacitación, seguridad o siquiera higiene. Y ni que decir del secretario de Salud, quien dedica más tiempo y esfuerzo en construir su candidatura al gobierno de Guanajuato que en lograr la accesibilidad y la calidad en los servicios de salud.

Pero ya vienen el 2012 y de su mano las elecciones. Falta poco para escucharlos decir que, aunque no pudieron cumplir ni siquiera mínimamente como funcionarios de primer nivel, ahora que el pueblo les favorezca con su voto, harán lo necesario para sacarnos del atolladero en ellos nos metieron. Incluso, se atreverán a criticar, de forma velada, la política económica, social y de seguridad del actual gobierno y hablarán de la deuda que se tiene con los jóvenes, las mujeres, los campesinos y los trabajadores. En realidad, nada de esto les importa. Consistentemente han demostrado que lo suyo no es el gobierno o el servicio público, sino el poder y los reflectores.

Me pregunto qué tanto les preocupa a Alonso Lujambio, Javier Lozano o José Ángel Córdova, el que hoy existan 2.4 por ciento más jóvenes desempleados que tan sólo hace diez años. Me pregunto si se dan cuenta que esa juventud en el desempleo ya no cree en sus promesas y prefiere emigrar del país, incorporarse a la informalidad o incluso a la delincuencia. Me pregunto si alguno de ellos se ha dado cuenta del daño que le han hecho al país al descuidar, en la búsqueda de nuevas y más altas posiciones, áreas prioritarias para el desarrollo de cualquier sociedad.

En el 2012, los jóvenes no habremos de dejarnos seducir por el canto de las sirenas. No daremos tregua a los mentirosos. No permitiremos que triunfen a quienes no les importamos, a quienes no les importa el país.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 18 de abril de 2011.

Un gobierno de fracasos*

Gobernar no es cosa fácil. Se trata de una tarea harto compleja que requiere de conocimiento sobre prácticamente cualquier tema que competa a la sociedad, pero que además no sólo depende de quiénes detentan el poder, sino también de aquellos que, desde la oposición, disienten de muchas de las acciones que se realizan desde las estructuras formales del Estado. La de gobernar es, pues, una actividad que demanda de conocimiento, experiencia, capacidad de diálogo y convencimiento, sensibilidad, entre muchas otras cualidades.

Por ello, resulta cuando menos paradójico que quienes hoy nos gobiernan carezcan de las más elementales virtudes con las que cualquier hombre de Estado tiene que contar. Si analizamos a quienes todos los días toman decisiones que afectan a la sociedad entera, nos daremos cuenta que es imposible afirmar que se trata de un conjunto de hombres y mujeres con conocimiento técnico de sus áreas, experiencia en el ejercicio público, apertura para escuchar, capacidad para conciliar y humildad para entender el dolor ajeno. No dudo que existan funcionarios ejemplares que no sólo cumplen con su tarea, sino que incluso lo hacen de manera excepcional. Sin embargo, encontrarlos es más difícil que hallar una aguja en un pajar.

Los ejemplos sobran. Una de las principales características del actual gobierno ha sido la de colocar en puestos estratégicos a personas cuyo único mérito consiste en una relación de amistad con el titular del Ejecutivo. El amiguismo como estrategia para llenar las principales carteras de la administración pública. Ahí está, por ejemplo el caso de Juan Molinar, otrora Secretario de Comunicaciones y Transportes y hoy funcionario del PAN. Molinar es un experto en Ciencia Política, en elecciones y en partidos políticos, pero en materia de telecomunicaciones dudo que tuviera más experiencia que la que tiene un astrónomo sobre literatura inglesa.

O el caso de Javier Lozano, Secretario del Trabajo, quien además de la música, tiene como pasatiempo responder y enfrentar por Twitter a los actores de partidos políticos distintos al suyo. Lozano Alarcón no pierde oportunidad de hacer las funciones de un vocero, al responder a los cuestionamientos y críticas de priístas y perredista, igual en materia de seguridad pública que de combate a la pobreza. Difícil imaginar que con estas actitudes de confrontación y altanería se consiga construir los acuerdos tan necesarios para el país.

Y si hablamos de sensibilidad social, imposible no mencionar las declaraciones del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, cuando afirmó lo mucho que una familia puede hacer con seis mil pesos mensuales. Pareciera que su paso por la Sedesol no bastó para mostrarle la realidad lacerante de millones de mexicanos que se debaten entre el hambre y la muerte.

Pero para mí, el lugar de honor corresponde al Secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio. Hasta hace unos años, este personaje se ostentaba como el más puro de los ciudadanos. Afirmaba no tener ninguna preferencia partidista, lo que contribuyó a que fuera lo mismo consejero electoral del IFE que presidente del IFAI, dos instituciones públicas donde la objetividad y el apartidismo no sólo son requisitos para ocupar cargos, sino incluso parte de su esencia misma. Hoy, con menos de dos años de militancia, Lujambio se muestra como uno de los más “distinguidos” panistas e incluso sueña con la Presidencia de la República. ¡Y todavía se atreve a hablar de ética y valores! Bendito cinismo.

Y luego se preguntan las causas de sus fracasos. No se dan cuenta que ellos mismos han provocado sus derrotas presentes y las que vienen. Lo malo de todo esto es que, mientras ellos pierden rumbo a las próximas elecciones, nosotros, los ciudadanos de a pie, vamos perdiendo la vida.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 11 de abril de 2011.

Medidas desesperadas*

El título que hoy lleva esta columna no hace referencia a una película de 1997 en la que el protagonista, un policía de San Francisco y padre de un niño enfermo, se ve obligado a doblar las reglas con tal de conseguir un trasplante de médula que salve la vida de su pequeño. El posible donador, un asesino condenado a cadena perpetua, hace lo necesario para tener una oportunidad, aunque sea mínima, para escapar de prisión. A lo largo de esta película, es posible ver hasta dónde es capaz de llegar alguien para conseguir lo que quiere. El problema, como decía al inicio, es que esta colaboración no intenta plantear una situación ficticia, sino una realidad a la que nos han orillado algunos destacados políticos.

El escenario, el Estado de México en 2011. Los protagonistas, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Como actores de reparto, Eruviel Ávila, Alejandro Encinas, Luis Felipe Bravo Mena, Gustavo Madero, Jesús Zambrano y Dolores Padierna. La trama, cómo conseguir que Eruviel y el PRI fracasen en las elecciones y por lo tanto debiliten, aunque sea un poco, la eventual candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto. El desenlace, como en cualquier película de suspenso, de pronóstico reservado.

Nadie puede negar que lo que hoy vemos en el Estado de México promete emociones fuertes y que las situaciones que se sucederán en los días por venir darán mucho para el análisis. Sin embargo, es injusto y hasta mezquino llevar a la sociedad a una confrontación tal como a la que algunos de los protagonistas están dispuestos a llegar. Resulta inverosímil imaginar que el interés de muchos de los personajes que hemos mencionado sea simple y sencillamente debilitar a quien ven como un seguro adversario en las elecciones de 2012. Poco les importan las necesidades de los mexiquenses, pasar por encima de las leyes o continuar alimentando el descrédito y la desconfianza que la sociedad tiene por la política y por aquellos que en ella participan.

¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar panistas y perredistas para intentar debilitar a Eruviel Ávila y con ello dar a Enrique Peña la imagen de un político incapaz de mantener para su partido la entidad que gobierna? ¿Serán capaces de utilizar no sólo las trampas y triquiñuelas que ofrece el juego político, sino incluso accionar ciertos mecanismos del Estado que parecían ya enterrados gracias a la reciente democracia? ¿Cuál será el límite de sus medidas desesperadas con tal de no perder desde ahora las elecciones de 2012?

Sin pretender sumarme a quienes elaboran teorías de conspiración, estoy convencido que las elecciones de julio en el Estado de México aún nos deparan muchas sorpresas. En lo particular, no me extrañaría que, al ver frustrada la alianza formal entre PAN y PRD, el candidato panista, Luis Felipe Bravo Mena, decidiera participar simplemente con una candidatura testimonial para, a unas semanas o incluso días de la elección, declinar a favor de Alejandro Encinas. Tampoco sería raro que, desde el gobierno federal, se intentara acusar sin pruebas a Eruviel Ávila e incluso llevar el asunto al mismo destino que tuvo el perredista Gregorio Sánchez en Quintana Roo.

Nadie, ni los propios panistas y perredistas, puede negar que en este momento en el Estado de México el PRI y su candidato llevan una amplia ventaja en las preferencias electorales. Los priístas mexiquenses lo saben y harán una campaña en la que buscarán consolidar lo que hoy tienen. Sólo espero que el Estado de México no se convierta en el escenario donde el gobierno federal y los grupos perredistas más radicales e incongruentes, con tal de derrotar al adversario y sin importar el desbordamiento de la violencia que puedan provocar, estén dispuestos a realizar medidas desesperadas.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 4 de abril de 2011.

La consulta de los Chuchos*

Hoy el país amanece con varias noticias que marcarán el destino de la política nacional para los próximos años. Teniendo como escenario al Estado de México, el día de ayer se celebraron dos actos que perfilan la que será una elección sumamente competida por lo que en ella se juegan varios actores. Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y el propio Presidente Felipe Calderón, han fijado el 3 de julio como la fecha en la que se verán las caras por primera ocasión en la carrera por la Presidencia en 2012.

A primera hora del domingo, perredistas y panistas instalaron mesas de votación para realizar una consulta en la que se busca conocer el sentir de los mexiquenses respecto de una eventual alianza entre ambos partidos. Poco más tarde, en la sede del PRI estatal, se registró quien será el candidato de este partido a la gubernatura del Estado. Ambos actos marcan el inicio de una guerra despiadada en la que, desafortunadamente, lo que privilegiará serán las descalificaciones y acusaciones mutuas, muchas de ellas justificadas pero ninguna útil para contribuir al desarrollo de la insípida democracia.

En el caso de la consulta, es de destacar la falta de seriedad con la que esta se ha organizado. Resulta difícil pensar que los mecanismos de seguridad con los que cuentan panistas y perredistas eviten la comisión de actos fraudulentos y que en cualquier proceso democrático serían motivo más que suficiente no sólo para desconfiar de los resultados, sino incluso para anular el ejercicio mismo. En los siguientes días tendremos conocimiento preciso de los resultados de esta encuesta, la cual seguramente avalará la decisión que desde hace tiempo se tomó entre las dirigencias de ambos partidos.

Pero la consulta ha dejado ver otros aspectos de la política mexicana. La dirigencia del PRD, encabezada nuevamente por un Chucho, se ha empecinado en privilegiar el odio por el PRI y su principal activo, Enrique Peña, en detrimento no sólo de un militante distinguido de aquél partido como es Alejandro Encinas, sino incluso de la oportunidad de obtener un triunfo que reposicionaría al Sol Azteca entre el electorado. Encinas ha señalado que si la alianza se aprueba, de ninguna manera participará en una elección en la que formalmente no cumple con los requisitos que marca la ley.

Por lo que hace a los panistas, llama la atención la incontinencia verbal de quien hasta hace poco servía como secretario particular del Presidente de la República. Luis Felipe Bravo Mena, el otrora representante de México frente al Vaticano, llama a los ciudadanos a votar en la consulta y manifestarse en favor de la alianza PAN-PRD, pero descalifica la posible participación de los priístas. ¿Acaso los priístas no son ciudadanos? Si Bravo Mena y sus secuaces querían evitar la participación de aquellos con preferencia por otro partido distinto al suyo o a su nuevo aliado, entonces hubieran realizado una consulta únicamente para militantes.

Los tambores de guerra comienzan a resonar en una elección que se antoja harto compleja, pero también sumamente interesante para conocer los verdaderos intereses de unos y otros. El comportamiento que tengan los partidos y sus actores será una gran muestra de lo que nos espera el próximo año.

No puedo terminar esta colaboración sin mencionar mi admiración y respeto por dos políticos que demostraron una gran madurez, dignidad y estatura en el proceso de selección interna del candidato priísta al Gobierno del Estado de México. Me refiero a Ernesto Nemer y Luis Videgaray. Sin temor a equivocarme, la decisión de no participar en la contienda significó un amargo trago en sus proyectos personales, pero una actitud digna de mencionar por la congruencia e institucionalidad mostradas. Felicidades por ello, pues se trata de un ejemplo del que muchos tendrían que aprender.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 28 de marzo de 2011.

Los grandes mitos de las alianzas (III)*

Las alianzas electorales entre PAN y PRD que se formalizaron en 2010, como hemos apuntado anteriormente, se llevaron a cabo con el fin primordial de restar fuerza al Partido Revolucionario Institucional y debilitar a Enrique Peña Nieto como el más factible candidato de este partido a la Presidencia de la República. Por ello, no es extraño imaginar que la gran prueba de fuego de este grotesco experimento electoral tendrá lugar el próximo 3 de julio en el Estado de México.

Como hemos señalado en las anteriores entregas, las uniones entre PAN y PRD se han vendido a la sociedad como un gran espejismo adornado de grandes mitos. Uno a uno, los mitos van cayendo y en el derrumbe va quedado al descubierto el conjunto de mentiras que tejieron Jesús Ortega y César Nava y que hoy pretende consolidar Gustavo Madero. Sin embargo, y como a continuación explicamos, el triunfo de la alianza PAN-PRD en el Estado de México se antoja francamente lejano.

Primero. Las condiciones políticas en el Estado de México son diametralmente opuestas a las vividas en aquellas entidades donde las alianzas arrojaron resultados electorales favorables. Mientras que en Oaxaca y Puebla gobernaban mandatarios poco queridos por la sociedad, en el Estado de México el titular del Ejecutivo es el Gobernador más popular y que menos rechazos genera entre la ciudadanía. Por lo que hace a Sinaloa, el Ejecutivo era encabezado por un político sin la suficiente fuerza política al interior del PRI estatal y de los grupos reales de poder, en tanto que en la entidad mexiquense Enrique Peña es respetado por la clase política de forma prácticamente unánime.

Segundo. El factor López Obrador juega un papel determinante, pues en esta elección se juega buena parte de su capital político rumbo al 2012. Si bien es cierto que Andrés Manuel López Obrador no estuvo de acuerdo en la conformación de alianzas en las elecciones de 2010, la oposición que estas encontraron por parte de aquél en Puebla y Sinaloa fue mínima, pues ni él ni el PRD contaban con la suficiente fuerza electoral para siquiera alcanzar el segundo lugar. En el caso de Oaxaca, el candidato de dicha alianza fue uno de sus más cercanos colaboradores, por lo que la máxima expresión de inconformidad de López Obrador consistió, si acaso, en la falta de apoyo directo a Gabino Cué.

Tercero. Ni el PAN ni el PRD cuentan con figuras lo suficientemente populares y con ascendencia y trabajo en la entidad, pero tampoco se avizora una ruptura en el PRI que les permitiera aprovechar la pepena de un candidato entre los aspirantes derrotados. Gabino Cué y Rafael Moreno Valle son personajes que han realizado su carrera política en sus respectivas entidades federativas y que cuentan con un trabajo de varios años y el reconocimiento por parte de la sociedad. Mario López Valdés, por su parte, antes de las elecciones en Sinaloa era el priísta mejor posicionado en las encuestas para ocupar la candidatura a gobernador. Luis Felipe Bravo Mena y Alejandro Encinas son políticos identificados por sus cargos a nivel nacional o incluso en otros estados, y resulta difícil de imaginar que Eruviel Ávila ni mucho menos Alfredo del Mazo participaran por otra opción política distinta al PRI.

Como estrategia electoral y política, las alianzas son un ejercicio altamente redituable. Cuando se realizan para formar gobiernos de coalición e integrar proyectos que beneficien a la sociedad, las alianzas resultan en mecanismos sumamente eficaces. El problema en nuestro país es que aquellos dirigentes de pacotilla que pretendieron vestirse de demócratas, en realidad se disfrazaron en monstruos grotescos con una enorme voracidad por el poder. En unos meses, al fin, la farsa quedará al descubierto y los grandes mitos de las alianzas habrán sido derrotados.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 21 de marzo de 2011.

Los grandes mitos de las alianzas*

Cuando en 2010 se confirmó la mayor aberración ideológica que se pueda recordar en la historia política de México, muchos pensaban que se trataba de la más eficaz estrategia electoral para disminuir la fuerza del Partido Revolucionario Institucional. Pocos repararon en el impacto que las alianzas entre PAN y PRD tendrían para la izquierda mexicana, y empujaban, casi frenéticos, en favor de dicha asociación. Hoy, a ocho meses de distancia, los resultados comienzan a ser perceptibles para toda la sociedad. El PRI no disminuyó en las preferencias electorales, pero en cambio el PRD se debate entre la vida y la muerte.

Las consecuencias de estas alianzas no sólo importan a los ojos de los directamente involucrados. Los efectos que el excesivo pragmatismo ha arrojado son asunto que debe preocuparnos a todos. Más allá de las mentiras propagadas en aquel momento y que hoy quedan al descubierto, de los mitos fantásticos como la supuesta e inexistente integración de gobiernos de coalición, a los mexicanos nos debe preocupar la estrategia que ha iniciado el Partido Acción Nacional y que pone en riesgo la subsistencia de la izquierda organizada.

En esta y las siguientes colaboraciones, intentaremos desmenuzar las causas y los efectos que han tenido, y parece que seguirán teniendo, estos engendros que la ley permite, pero que la sociedad no debe tolerar. En una primera oportunidad habría que señalar que las alianzas por sí mismas no tienen nada de extraño y que incluso son benéficas para el funcionamiento de cualquier democracia. Se trata de un ejercicio en el que se suman proyectos, voluntades y visiones sobre la situación de un Estado. Sin embargo, cuando las alianzas se conforman con la única coincidencia de un enemigo en común, sucede lo que hoy nos pasa en México.

Los señores César Nava y Jesús Ortega, ataviados como paladines de la democracia, decidieron que si el PRI y su principal figura rumbo al 2012, Enrique Peña Nieto, estaban tan altos en las preferencias electorales, lo ideal sería atacar para intentar destruir un gran proyecto político, en lugar de construir a partir de sus visiones sobre el futuro que se requiere para el país. Y como lo principal era derrumbar al PRI y a Peña Nieto, poco importaba si para lograrlo había que juntar el agua con el aceite. Así pues, las alianzas entre PAN y PRD, como los mentados paladines de la democracia sostuvieron en su momento, tuvieron como causa principal el intento para frenar el crecimiento que en las preferencias electorales estaba logrando el PRI.

Poco tiempo después, y frente a lo impúdico que era argumentar una alianza con el único objetivo de disminuir la fuerza de un partido político, se crearon mitos fantásticos por ilógicos e inverosímiles. Se dijo que las alianzas servirían para derrocar cacicazgos históricos a partir de la integración de gobiernos de coalición, donde se incluirían a todas las fuerzas políticas participantes en ellas. Hoy, con los tres gobiernos aliancistas formalmente en el poder, Sinaloa, Puebla y Oaxaca cuentan con gabinetes formados, mayoritariamente, por militantes priístas. Incluso, en Oaxaca no encontramos secretarios del gobierno estatal emanados de Acción Nacional, como en Puebla no los hay de formación perredista.

Así pues, no es difícil empezar a observar cómo las alianzas entre PAN y PRD fueron una ocurrencia boyante del pragmatismo que caracteriza a políticos sin valores ni principios. Con el odio hacia el PRI como única coincidencia, y mediante mitos geniales que hoy se comprueban más falsos que una moneda de tres pesos, el PAN y el PRD han intentado engañar a la sociedad.

En las próximas colaboraciones analizaremos cómo las alianzas, en lugar de debilitar al PRI, han puesto en riesgo la viabilidad del PRD y de buena parte de la izquierda institucionalizada del país.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 7 de marzo de 2011.

Los grandes mitos de las alianzas (II)*

Cuando en 2010 se confirmó la mayor aberración ideológica que se pueda recordar en la historia política de México, muchos pensaban que se trataba de la más eficaz estrategia electoral para disminuir la fuerza del Partido Revolucionario Institucional. Pocos repararon en el impacto que las alianzas entre PAN y PRD tendrían para la izquierda mexicana, y empujaban, casi frenéticos, en favor de dicha asociación. Hoy, a ocho meses de distancia, los resultados comienzan a ser perceptibles para toda la sociedad. El PRI no disminuyó en las preferencias electorales, pero en cambio el PRD se debate entre la vida y la muerte.

Las consecuencias de estas alianzas no sólo importan a los ojos de los directamente involucrados. Los efectos que el excesivo pragmatismo ha arrojado son asunto que debe preocuparnos a todos. Más allá de las mentiras propagadas en aquel momento y que hoy quedan al descubierto, de los mitos fantásticos como la supuesta e inexistente integración de gobiernos de coalición, a los mexicanos nos debe preocupar la estrategia que ha iniciado el Partido Acción Nacional y que pone en riesgo la subsistencia de la izquierda organizada.

En esta y las siguientes colaboraciones, intentaremos desmenuzar las causas y los efectos que han tenido, y parece que seguirán teniendo, estos engendros que la ley permite, pero que la sociedad no debe tolerar. En una primera oportunidad habría que señalar que las alianzas por sí mismas no tienen nada de extraño y que incluso son benéficas para el funcionamiento de cualquier democracia. Se trata de un ejercicio en el que se suman proyectos, voluntades y visiones sobre la situación de un Estado. Sin embargo, cuando las alianzas se conforman con la única coincidencia de un enemigo en común, sucede lo que hoy nos pasa en México.

Los señores César Nava y Jesús Ortega, ataviados como paladines de la democracia, decidieron que si el PRI y su principal figura rumbo al 2012, Enrique Peña Nieto, estaban tan altos en las preferencias electorales, lo ideal sería atacar para intentar destruir un gran proyecto político, en lugar de construir a partir de sus visiones sobre el futuro que se requiere para el país. Y como lo principal era derrumbar al PRI y a Peña Nieto, poco importaba si para lograrlo había que juntar el agua con el aceite. Así pues, las alianzas entre PAN y PRD, como los mentados paladines de la democracia sostuvieron en su momento, tuvieron como causa principal el intento para frenar el crecimiento que en las preferencias electorales estaba logrando el PRI.

Poco tiempo después, y frente a lo impúdico que era argumentar una alianza con el único objetivo de disminuir la fuerza de un partido político, se crearon mitos fantásticos por ilógicos e inverosímiles. Se dijo que las alianzas servirían para derrocar cacicazgos históricos a partir de la integración de gobiernos de coalición, donde se incluirían a todas las fuerzas políticas participantes en ellas. Hoy, con los tres gobiernos aliancistas formalmente en el poder, Sinaloa, Puebla y Oaxaca cuentan con gabinetes formados, mayoritariamente, por militantes priístas. Incluso, en Oaxaca no encontramos secretarios del gobierno estatal emanados de Acción Nacional, como en Puebla no los hay de formación perredista.

Así pues, no es difícil empezar a observar cómo las alianzas entre PAN y PRD fueron una ocurrencia boyante del pragmatismo que caracteriza a políticos sin valores ni principios. Con el odio hacia el PRI como única coincidencia, y mediante mitos geniales que hoy se comprueban más falsos que una moneda de tres pesos, el PAN y el PRD han intentado engañar a la sociedad.

En las próximas colaboraciones analizaremos cómo las alianzas, en lugar de debilitar al PRI, han puesto en riesgo la viabilidad del PRD y de buena parte de la izquierda institucionalizada del país.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 7 de marzo de 2011.

Honrar la vida*

Siempre he creído que son nuestras acciones y nuestros valores los que nos distinguen de los demás. Son nuestros hechos, pero también lo que está detrás de ellos, lo que nos hace diferente al resto. Hace tiempo escuchaba una canción de una gran compositora argentina, Eladia Blázquez, que habla de aquellas cosas que realmente importan para no simplemente vivir y pasar de largo, sino para, en toda la extensión de la palabra, honrar la vida. “Honrar la vida” es un tango inmortalizado por Mercedes Sosa, otra argentina excepcional. Sin embargo, no fue en la voz de La Negra Sosa que conocí esta composición, sino en la de una mujer a la que admiro, respeto y quiero entrañablemente: Beatriz Paredes.

Hoy inicia la última semana de Beatriz Paredes como Presidenta del Partido Revolucionario Institucional, y con el fin de su gestión quedará en la historia política de México un ejemplo de congruencia política y compromiso social como pocos han existido. Beatriz, tlaxcalteca de vistosos huipiles, mirada profunda y voz enérgica, se despide de una de las tribunas desde donde sus palabras han alcanzado mayor resonancia. Beatriz, la preocupada por los pobres, las mujeres y los jóvenes, termina el encargo más político que hasta ahora ha tenido, dejando un hueco en momentos en los que la claridad y la sensatez no son las principales cualidades de la mayoría de nuestros políticos.

No es el cariño tan grande que siento por ella el que me hace afirmar que no encuentro en el panorama político a otra mujer cuya trayectoria haya servido para honrar el verdadero sentido de la vida. Muchos son los hombres públicos que pasan de largo. Sólo algunos quedan en nuestra memoria. Pero son pocas, contadísimas, aquellas personas que logran trascender por haber vivido con la suficiente dignidad y libertad de espíritu para combatir las injusticias, ignorar las frivolidades y combatir la ceguera del individualismo. Beatriz, tan llena de libertad, tan vasta de dignidad, es una de ellas.

Quizá lo que hace a Beatriz tan especial y tan distinta al resto de los políticos tiene que ver precisamente con lo que da título a esta colaboración. Beatriz, como pocos, entiende de música, se apasiona por la literatura, inventa poesías, admira el arte. Beatriz, a diferencia de muchos, es una política que sabe entender la pasión y el sentimiento que encierran las muestras culturales. Y es la relación con el arte y la cultura la que hace que un hombre se ponga en contacto con lo más hondo de sus emociones y logre entender el verdadero sentido de su existencia. No tengo duda. Beatriz es una política que entiende el dolor de la pobreza, la injusticia, el hambre y la ignorancia, porque se mantiene tan humana como el más profundo de los artistas.

Más allá de los logros y fracasos como presidenta del Partido Revolucionario Institucional, Beatriz es mucho más que un cargo efímero. Su voz se convirtió en un canto armonioso en un concierto en el que lo que prevalece son las descalificaciones, las mentiras y las estridencias de quienes buscan el poder sin saber para qué lo quieren. La conozco, y sé que el descanso de los reflectores y las responsabilidades de fundamental importancia durará lo que un suspiro. No es mujer que pueda quedarse quieta. No es de aquellas que dejan que la vida les pase por enfrente sin tomar la ocasión de cambiar la realidad. Bienvenida, Beatriz, a una nueva trinchera desde la que seguirás en lo que nunca has dejado de estar: honrar la vida.

Merecer la vida no es callar ni consentir tantas injusticias repetidas. Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida. Merecer la vida es erguirse vertical, más allá del mal, de las caídas. Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida. Eso de durar y transcurrir no nos da el derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 28 de febrero de 2011.

Las mujeres mexiquenses*

Desde hace algunos días las mexiquenses pueden empezar a sonreír, pues la suerte les ha cambiado. Ha comenzado una nueva etapa en la que su papel como bastión de la sociedad será reconocido y su dignidad como seres humanos defendida. En el Congreso del Estado de México fue aprobada una reforma a distintas disposiciones legales que castigarán con penas más severas a aquellos que pretendan sobajar a las mujeres. Así, y como ninguno otro en el país, el gobierno del Enrique Peña Nieto se convierte en pionero en la defensa de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Con la intención de buscar una mayor equidad entre hombres y mujeres, la legislación reformada pretende castigar a aquellos que ejerzan la violencia de género o, peor aún, aquella que se presenta al interior del hogar. De igual manera, con las modificaciones legales se da fin a un evento tan criminal como el crimen mismo: la reparación de la violación a través del matrimonio. Finalmente, es de destacar que con la iniciativa aprobada se consigue fortalecer a la familia, al otorgar a los servidores públicos mexiquenses licencias de paternidad y derecho a cuidados paternos, lo que supone una mayor participación de los hombres en las tareas del hogar y el fortalecimiento de la mujer no sólo como madre o como esposa, sino como ser humano y sostén de la familia.

Ernesto Nemer Álvarez, promotor de esta iniciativa y el principal mencionado como probable sucesor del gobernador Peña Nieto, ha vuelto a demostrar el gran sentido social que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera política. Más allá de pugnas electoreras en las que algunos actores políticos han caído, Nemer Álvarez adquiere un compromiso con uno de los sectores más vulnerables no sólo del Estado de México, sino de todo el país: las mujeres. Con su iniciativa y el trabajo realizado en beneficio de las mexiquenses, son todos los habitantes del Estado de México quienes se ven beneficiados.

Pero la labor del Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado de México no termina con la sensibilidad reflejada en norma jurídica. Es de destacar, en lo político, la habilidad de quien dirige a la bancada priísta para convencer con argumentos a los legisladores de oposición. La reforma a los Códigos Penal, Civil y de Procedimientos Penales, así como a la Ley de Trabajo de los Servidores Públicos del Estado y los municipios, fue aprobada por unanimidad. Todas las voces representadas en el Congreso local se sumaron al grito de justicia que Ernesto Nemer alzó en nombre de millones de mujeres mexiquenses.

Sensibilidad social, capacidad política, experiencia profesional, articulación de acuerdos, son algunas de las virtudes que todo pueblo desea ver en sus dirigentes. Hoy los mexicanos sabemos que ni la improvisación ni la imposición son la vía para obtener un desarrollo personal y social como el que tanto requerimos. Estoy seguro que los habitantes del Estado de México, y particularmente las mexiquenses, habrán de encontrar en Ernesto Nemer Álvarez aquellas virtudes que todo gobernante debe tener.

Por supuesto que aún falta mucho por hacer. Son muchos los retos que, durante los próximos años, habremos de enfrentar todos los mexicanos. No obstante, muestras como la dada en el Estado de México deben motivarnos a saber que hay quienes sí conocen la ruta y el destino.

Sin lugar a dudas, las mujeres, además de los jóvenes, son uno de los sectores sociales a favor de los cuales menos se trabaja. Unos y otros hemos sido utilizados como bandera política y vistos como botín electoral, pero pocas veces como beneficiarios de acciones concretas. Por eso, desde aquí y a nombre de las mujeres que me rodean y que han marcado mi vida, ¡gracias, Ernesto, pues tu iniciativa es ejemplo de lo que nuestra sociedad requiere!

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 21 de febrero de 2011.

Son unos cínicos*

Uno tras otro van dejando la estela que marca el camino que han andado en su lucha por el poder. Los hechos nos han mostrado quiénes son en realidad y no sólo lo que buscan, sino lo que están dispuestos a hacer para conseguirlo. Para ellos la política no es un mecanismo - quizá el más noble de todos - para conseguir el mayor desarrollo de la sociedad. En realidad ellos creen, están convencidos, que la política es el mejor medio para satisfacer sus ambiciones personales y obtener posiciones privilegiadas que les den el foro necesario para seguir escalando en una carrera individual alejada de los intereses comunes a todos.

Los políticos, la mayoría de ellos, se han convertido en unos cínicos. Los cínicos actúan con la sola lógica de alcanzar un cargo para, a partir de él, buscar uno de mayor responsabilidad. A manera de ejemplo podemos ver lo que sucede en el Distrito Federal. Los electores hemos votado tres veces para elegir a nuestro gobernante y tres veces habremos de quedarnos sin aquél a quien la mayoría eligió porque este puesto resulta una pista “natural” para despegar como candidato presidencial. Queda claro que cuando se postulan a este cargo lo hacen pensando en que, por el sólo hecho de alcanzarlo, habrán de convertirse en aspirantes obligados a la Presidencia de la República.

Y no importa si para lograr sus metas aprovechan todo aquello que les otorga la posición como funcionarios, como son recursos económicos, logística, medios de comunicación o incluso programas de gobierno. En su cinismo son capaces de aducir que las actividades políticas ajenas a su responsabilidad pública las realizan fuera de horarios de trabajo y con recursos propios.  

Me pregunto si un funcionario público del más alto nivel tiene horario de labores. Por supuesto que no. No podría entender que un gobernador o un secretario de Estado sólo tenga responsabilidad de lunes a viernes de nueve a seis. Me pregunto si cuando viajan a alguna entidad federativa donde habrán de celebrarse elecciones lo hacen en vuelos comerciales pagados por sus recursos personales. Por supuesto que no. Los viajes se realizan en aviones oficiales o, peor aún, en aeronaves facilitadas por personajes que evidentemente no lo hacen sin intereses concretos y un tanto perversos.

O el caso de uno de los más populares secretarios del gabinete presidencial, quien con el apoyo de su jefe, así como de otros servidores públicos, se promueve como candidato al gobierno de su estado natal. No importa que el secretario de Salud ya haya sido reconvenido por el Instituto Electoral de Guanajuato por actos anticipados de campaña, pues él dice que como ciudadano tiene el derecho de asociarse con fines políticos. ¡Por supuesto que está en todo su derecho! Pero por favor, que no lo haga con recursos públicos y fuera de lo que marca la ley. Y si lo hace, que no sea cínico y asuma las consecuencias de su actuación.

Pero si todo lo anterior es incorrecto, lo peor es el cinismo que muestran cuando defienden su comportamiento y atacan el de otros. La vieja artimaña del ladrón que grita “¡agarren al ladrón!” para confundir a la gente y salirse con la suya. De ese tamaño son aquellos cuya responsabilidad es servir a la gente. Así de miserables y ramplones son los cínicos de la nueva política.

¿Sabrán el daño que con sus actitudes le provocan a la sociedad y el desprestigio que han causado a una actividad que tendría que ser la más noble como es la de la política? Estoy seguro que no. Y lo afirmo porque la vocación de servicio cada día es más escasa. Los políticos, los verdaderos hombres preocupados por contribuir al desarrollo de sus pueblos, cada día son más escasos. Los políticos, los verdaderos hombres de Estado con visión clara y rumbo definido, están en peligro de extinción. Los políticos, los verdaderos y reales políticos, fueron sustituidos por los cínicos.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 14 de febrero de 2011.

Las lecciones de Guerrero*

El pasado domingo 30 de enero el pueblo guerrerense decidió en las urnas que el próximo gobernador será el ex priísta Ángel Aguirre. Más allá de lo sucio, violento y antidemocrático del proceso electoral, cuya última decisión corresponderá a la autoridad electoral, he encontrado decenas de columnas políticas que analizan las elecciones de una entidad federativa y a partir de sus conclusiones pretenden arribar a argumentos aplicables a la totalidad del país y del sistema político mismo. Creo, sin embargo, que lo conveniente es dar su justa dimensión a cada cosa y no perdernos en la inmediatez que sólo revela filias y fobias.

Si pretendemos analizar y entender lo que sucedió en Guerrero, podemos señalar lo siguiente. Se trató, como en la mayoría de las elecciones recientes, de un proceso en el que por encima de los intereses ciudadanos se colocaron las ambiciones de grupos. De igual manera, demostró que la congruencia ideológica no es una característica de los partidos y mucho menos de los políticos y que es preferible el pragmatismo rapaz. La elección en Guerrero fue, una vez más, la prueba de la ineficacia de nuestras autoridades, pero también de la debilidad de las instituciones políticas que se construyeron durante los últimos años del siglo XX.

El triunfo de Aguirre demuestra que en una elección el ciudadano valora, mucho más que antes, la trayectoria, el perfil y la experiencia del candidato. De igual manera, abona a la estadística que señala que para que el PRD gane una gubernatura, requiere de un candidato que no provenga de sus bases y que haya desfilado antes por otro partido. Adicionalmente, la victoria de Aguirre, pero sobre todo la forma en que ésta se dio, reafirma que el PAN y Felipe Calderón están dispuestos a todo, incluso a torcer su doctrina e ideología, con tal de evitar el avance del PRI.

La otra cara de la moneda, la derrota de Manuel Añorve, también deja valiosas lecciones para el análisis. En primer lugar, confirma que ante la mala selección de un candidato no existe campaña que lo haga ganar, pues las bases se sienten engañadas por sus dirigentes. Por otro lado, demuestra que en el PRI aún no se aprende que el peor mal que puede aquejar a este instituto político es la división interna, pues ello contribuye a la diáspora de militantes hacia otras opciones electorales. Por último, revela que a partir de ahora cada derrota del PRI será utilizada por la oposición como una derrota directa de Enrique Peña Nieto, principal aspirante rumbo al 2012.

En general, las elecciones en Guerrero demuestran que el PAN continúa siendo, igual que el PRD, un partido con presencia regional y sin una base electoral sólida en buena parte de las entidades federativas. Al margen de la declinación de último minuto del candidato blanquiazul, el PAN no hubiera obtenido más allá de un tres por ciento de los votos. En contraparte, el PRI confirma que, aún en las derrotas, en la gran mayoría de los estados cuenta con un piso superior al cuarenta por ciento de la votación.

Estas, las que hemos señalado, son algunas de las conclusiones a las que podemos arribar después de un análisis serio y frio de lo sucedido en Guerrero. Aquellos que pretenden hacer un símil entre ésta y otras entidades federativas, suponen que la política es igual en todo el territorio mexicano y que los intereses y las condiciones se repiten en patrones idénticos. Quienes lo hacen deben imaginar que en el Estado de México Eruviel Ávila o Luis Videgaray serán candidatos por el PAN y el PRD, o que en el 2012 Manlio Fabio Beltrones conformará una alianza en contra de Enrique Peña de la mano de Manuel Camacho.

Guerrero fue lo que vimos hace una semana. A partir de ahora inicia un camino muy distinto. Demos a los hechos su justa dimensión y no pretendamos, a partir de ellos, construir la historia política de los próximos años.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 7 de febrero de 2011.

Las elecciones que vienen*

El día de hoy Guerrero amanece en conflicto. Al momento en que escribo estas líneas no conozco los resultados preliminares que marquen una tendencia clara sobre quien ganará. Sin embargo, ello poco importa. Para un pueblo tan golpeado por la miseria, la confrontación, la violencia y la injusticia, poco importa el resultado en las urnas. Después de un proceso electoral plagado de irregularidades y sembrado por el odio, las mentiras y la incongruencia disfrazada de pragmatismo, es de esperar que quienes sean derrotados no queden satisfechos. La recapitulación de los hechos habla por sí sola.

El PRI designa como su candidato a Manuel Añorve, alcalde de Acapulco, y en la contienda es derrotado el senador y ex gobernador Ángel Aguirre. Aguirre, quien se siente traicionado por su primo y triunfador en la contienda interna, es buscado por el PRD y se convierte en el candidato de un bloque de izquierda. El PAN, como en muchos otros lugares del país, cuenta con una fuerza electoral mínima y designa como su candidato a Marcos Parra, hasta entonces edil de Taxco.

La campaña se desarrolla en medio de ataques, dichos infundados, agresiones y falta de propuestas que verdaderamente intenten sacar del atolladero a millones de guerrerenses que despiertan sin saber si ese día tendrán lo suficiente para dar de comer a sus familias o, peor aún, si por la noche regresarán vivos a casa. A lo largo de este proceso electoral, el representante del PRD ante el Instituto Electoral es brutalmente golpeado, mientras que un dirigente local del PRI no corre con tanta suerte y resulta asesinado. Mientras esto sucede, decenas de guerrerenses son ejecutados y la pobreza avanza a paso firme.

La semana pasada, a unas horas de concluir la campaña, Parra declina en favor de Aguirre, mientras que un periódico de circulación nacional acusa infundadamente a Añorve de tener vínculos con la delincuencia organizada. Ese fue el saldo de un proceso que concluyó ayer, probablemente con una baja participación ciudadana, y en el que lo que menos importa es el resultado en las urnas. ¿Pueden considerarse los resultados de ayer como una manifestación real de lo que los guerrerenses desean para sus hijos y para ellos mismos? Difícilmente. El conflicto legal, político y social que se avecina da cuenta de ello.

A diecisiete meses de las elecciones federales y cinco de los comicios en el Estado de México, es importante que reconozcamos que los resultados no lo son todo, ni siquiera cuando se trata de una elección. La forma en la que un partido y su candidato alcanzan la mayoría necesaria para ser vencedores en un proceso electoral resulta fundamental. ¿Y hacia dónde se enfilan estas dos importantes elecciones que habremos de vivir en el futuro inmediato? Con un PRI que luce imparable y un PAN y un PRD ávidos de vencer sin importar el costo de su triunfo, el panorama no parece halagüeño.

En el Estado de México, el PRD parece contar con un candidato sólido en lo electoral, pero demasiado débil en lo legal. Si como él mismo lo reconoció no cuenta con el tiempo de residencia mínima para participar, Alejandro Encinas será sólo un elemento más en el enfrentamiento y encono político. En cuanto al candidato del PAN, el más viable es Luis Felipe Bravo Mena, alguien que no parece tener el arrastre suficiente para sumar más allá del quince por ciento de la votación. El PRI, que hasta ahora ha dado muestras de unidad y madurez, como la sucedida apenas el viernes pasado en el informe del diputado y principal aspirante a suceder al gobernador Enrique Peña Nieto, Ernesto Nemer, cabalga en caballo de hacienda. ¿Cómo se descompondrá el escenario mexiquense? ¿Cómo afectará todo esto a la sucesión presidencial? En los próximos meses podremos ver quiénes son aquellos que verdaderamente tienen altura de miras. La mesa está servida.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 31 de enero de 2011.

Levantando el polvo*

Hace unos días, circulando por Avenida Cuauhtémoc, una de las muchas vialidades de la Ciudad de México que se encuentran en obra, tuve la oportunidad de vivir una experiencia similar, por reveladora, a una epifanía. A mitad de una de las principales avenidas de la capital del país, un empleado de la construcción barría el polvo del cemento con el que se construyeron los carriles confinados sobre los que circulará la nueva línea del Metrobus. Lo hacía con una escoba y sin el recogedor. Barría, solamente, para levantar el polvo que unos segundos más tarde caía en el mismo lugar del que había despegado.

Más allá de lo chusco de la anécdota, resulta curiosa la similitud entre el comportamiento de este trabajador y la actitud que muchos políticos y servidores públicos han adoptado para gobernar y administrar el país. Se actúa, si se me permite la expresión, barriendo no para limpiar, sino para levantar el polvo al que después no saben que hacer o dónde poner. Se hacen muchas cosas sin saber para qué las hacemos, qué es lo que buscamos o a dónde queremos llegar. Pensemos en algunos de los temas que han ocupado los principales espacios en los medios de comunicación, pero también en la opinión pública de cualquier charla de café.

La extinción de Luz y Fuerza del Centro para volver más eficiente un servicio prioritario como es el de electricidad. La expedición de una cédula de identidad para menores de edad y en unos años para el resto de los mexicanos. La eliminación de la llamada “comida chatarra” de los centros educativos para combatir la obesidad infantil. La prohibición de fumar en lugares públicos cerrados para contribuir a la prevención de enfermedades. El establecimiento de 30 minutos diarios de actividad física para disminuir los altos niveles de diabetes que anualmente provoca millones de muertes. La obligatoriedad de registrar los números celulares y los datos de su usuario para evitar el uso de estos aparatos de comunicación como instrumentos principales de delitos como el secuestro o la extorsión. Tantos y tantos proyectos para hacer de nuestro gobierno uno más eficiente que verdaderamente sirva a la sociedad. Tantas y tantas mentiras con las que se llenan la boca.

El servicio de electricidad que hoy se presta en el centro del país no es ostensiblemente mejor que aquél con el que contábamos tan sólo hace dos años. Además, se ha provocado un conflicto social alrededor del Sindicato Mexicano de Electricistas para el que no se avizora una solución próxima. La obesidad infantil continuará siendo un problema mientras no se reconozca que se trata de una situación cultural, pero también de la falta de tiempo y de recursos para millones de madres de familia que no pueden dar una mejor alimentación a sus hijos. Se castiga al fumador, pero la industria tabacalera continúa considerando a México como uno de los países donde su negocio es más redituable. El celular sigue siendo utilizado como mecanismo para secuestrar y extorsionar, pues la piratería y el contrabando han importado “chips” que se vuelven irrastreables para la autoridad.

Y entre tanto polvo que pulula entre nuestra sociedad, los políticos y los funcionarios continúan barriendo para levantar el polvo. Mientras nosotros nos perdemos en la discusión de lo inmediato y coyuntural, ellos elaboran planes desconociendo el diagnóstico y sin saber el destino al que se quiere llegar, desarrollan políticas públicas imposibles de aplicar o simplemente no tienen idea de cómo llevar a la realidad aquello que plasmaron en papel.

Mientras el mundo avanza y la mayoría de los países conocen la ruta que deben de seguir para dar un mayor desarrollo a sus sociedades, en México seguimos barriendo sin recogedor. Como aquél trabajador de la construcción en Avenida Cuauhtémoc, simplemente seguimos levantando el polvo.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 24 de enero de 2011.

Agenda política 2011 (III)*

Como hemos señalado en las anteriores colaboraciones, el 2011 se presenta como un año harto complejo por los distintos acontecimientos que paulatinamente se desarrollarán, pero también por las repercusiones que estos tendrán de cara a la sucesión presidencial de 2012. No obstante, es necesario también mantenernos atentos al comportamiento que tanto políticos como la sociedad, tendremos frente a estos hechos.

En lo que concierne a los políticos, el discurso y comportamiento de varios de ellos parece enfocado más a la agresión que a la propuesta. Para muestra un botón. Ante las opiniones vertidas por un ciudadano que pronto se convertirá en presidente del Partido Revolucionario Institucional, los secretarios Heriberto Félix, Javier Lozano y Alonso Lujambio han salido a contestar con argumentos francamente pobres. Más allá de su filiación partidista, siempre válida, es increíble que el tamaño de sus declaraciones sea el de la descalificación. Félix, Lozano y Lujambio son funcionarios públicos con responsabilidades de altísimo nivel. Ante la crítica de un ciudadano tendrían que dar razones y argumentos basados en cifras y resultados, y no comportarse como bravucones envalentonados desde la comodidad de un cargo público.

Por otro lado, un político profesional como Humberto Moreira, demuestra que la tónica de la próxima presidencia del PRI será la de confrontar los dichos del gobierno con la realidad que todos los días enfrentamos los mexicanos. En su papel como futuro dirigente de un partido político de oposición, Moreira ha decidido no dejar espacio a la autocomplacencia gubernamental y al uso faccioso de cifras engañosas que no reflejan lo que millones de mexicanos vivimos día a día. Mientras esto sucede, los presidentes de los otros dos principales partidos se dedican a buscar la construcción de una dudosa alianza electoral en el Estado de México y a la contención de disputas internas que los tienen al borde de la derrota.

Y mientras unos y otros dedican el tiempo a exhibir las carencias y defender las miserias, la sociedad ha adoptado un papel cauteloso que preocupa. Resulta cuando menos incierto el comportamiento callado y pasivo en el que los mexicanos nos hemos montado. En realidad, es difícil saber si se trata de una apatía generalizada causada por la carencia de propuestas novedosas que demuestren un verdadero interés en el progreso y el desarrollo de quienes menos tienen, o más bien de la más pura de las inconformidades manifestada en forma de inacción. En todo caso, algo tenemos que hacer todos, políticos y ciudadanos, para comenzar a mover la nave que tendría que llevarnos a un mejor destino.

En 2011 la política estará marcada por la confrontación y la falta de acuerdos. Y mientras esto siga así, será difícil conseguir mejores condiciones de vida. Basta ya de hablar de futuros inciertos y de justificar el estancamiento y la pasividad de los hombres del poder en la imposibilidad de construir un proyecto común no a las siglas de un partido, sino a todos los mexicanos. Basta ya de hablar de atraso, pobreza, injusticia, hambre, delincuencia y enfermedad, y quedarnos estáticos argumentando la culpa de los demás, de los políticos, del vecino, del de enfrente.

La agenda política, la del 2011 y las que sigan, no pueden ser definidas a contentillo de los partidos políticos, del gobierno y de los intereses económicos. La agenda política, la de los ciudadanos preocupados por nuestro país, tiene que ser marcada desde nuestros intereses y necesidades. Espero, en verdad lo hago, que al terminar el año que comienza podamos hablar de los logros alcanzados gracias a la participación de todos. Somos mucho más que las ambiciones personales y de grupo que buscan el poder de la política sin entender para qué sirve, para qué lo quieren.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 17 de enero de 2011.