23.4.11

La Agenda Legislativa del Bicentenario (II)*

En la entrega anterior hicimos referencia a las iniciativas legislativas presentadas recientemente por el gobernador Enrique Peña ante el Congreso mexiquense. Dentro de las propuestas de reformas y creación de leyes, mencionamos la concerniente a la cláusula de gobernabilidad como un mecanismo para el establecimiento de mayorías legislativas naturales y estables, en oposición a aquellas coyunturales, muchas veces creadas más con fines político-electorales que verdaderamente legislativos.

Otra iniciativa en materia política que llama la atención es la relativa a la ampliación del periodo de gobierno de los municipios. Actualmente, como en la mayoría de los ayuntamientos del país, la duración de los gobiernos municipales del Estado de México es de tres años. Con la propuesta contenida en la Agenda Legislativa del Bicentenario, se pretende que los munícipes y sus cabildos ocupen sus cargos por cuatro años.

Las razones que llevan a impulsar una iniciativa de este tipo son diversas y muy variadas. Los municipios son la organización política sobre la que se funda el Estado Mexicano, lo que hace que sus gobiernos sean los más cercanos a la gente. De esta manera, ampliar los periodos de gobierno significaría una gran oportunidad para, entre otras, conseguir una verdadera profesionalización de los servidores públicos municipales, concretar los programas de gobierno y generar mayores vínculos de identidad entre los ciudadanos y los gobernantes.

En los tiempos recientes, mucho se ha hablado de la falta de experiencia de muchos servidores públicos, sean estos designados por su superior o electos por los ciudadanos. La experiencia es una cualidad que sólo se adquiere con el paso del tiempo y la vivencia directa de los hechos propios del momento y lugar en que nos encontramos. ¿Cómo esperamos contar con presidentes municipales con suficiente experiencia si no les damos el tiempo necesario para adquirirla? Para una tarea como la de encabezar un municipio, parecería que cuatro años es el tiempo adecuado que permite adquirir experiencia sin que ello implique la perpetuación en el cargo y la adopción de vicios y defectos.

Actualmente, sólo los presidentes municipales y los diputados – federales y locales – ocupan sus cargos por tres años. En el caso de los legisladores pareciera que el tiempo no es el factor determinante para la elaboración de determinadas leyes, sino más bien las necesidades de la sociedad y los intereses de sus partidos. Sin embargo, el caso de los presidentes municipales es distinto. Al ser ellos quienes desarrollan la función administrativa del municipio a través de programas de gobierno, se requiere de un tiempo determinado para que estos se puedan implementar y comiencen a rendir los frutos deseados. Tres años de gestión municipal no bastan para ello, y desafortunadamente muchas veces la conclusión de una administración significa el fin de programas aún no consolidados.

En momentos en los que la confianza en los políticos se encuentra por los suelos, es importante propiciar acercamientos entre estos y la ciudadanía. El contar con presidentes municipales por periodos de cuatro años puede convertirse en un motivo para generar una mayor identidad entre el gobernante y la sociedad. Sacar adelante el gobierno de un municipio requiere de propuestas y esfuerzos por parte de las autoridades, pero también de la participación de los ciudadanos.

Profesionalización, mejores resultados en programas de gobierno y mayor cercanía con la ciudadanía, son algunos de los beneficios que la reforma propuesta puede acarrear. Más allá de suspicacias y juicios adelantados, vale la pena analizar con toda objetividad que aquello que la sociedad demanda es lo que se pretende concretar.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 6 de septiembre de 2010.

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