23.4.11

Juventud subrogada (III)*

Aunque pueda resultar controversial por la injusta generalización, inicio afirmando que la nuestra es una sociedad hipócrita. En general, como sociedad, reclamamos de los demás un comportamiento del que nosotros mismos carecemos. Queremos que los empresarios paguen mejores salarios a los trabajadores. Esperamos que la Iglesia no actúe con doble moral. Criticamos al gobierno por su ineficiencia para cumplir con su deber. Reclamamos de nuestros vecinos solidaridad, honestidad, congruencia, lealtad, honradez, y una serie de cualidades enlistadas en un interminable catálogo de valores fundamentales. Y nosotros, a cambio, no estamos dispuestos a dar nada. En nuestro infinito egoísmo nos concebimos como seres sin obligaciones frente a los demás.

Y así, enfrascados en el error de considerarnos el centro respecto de los demás, nos hemos olvidado de aquellos que nos son ajenos. Entre ellos, los otros, oscilan perdidos los jóvenes. La juventud no tiene destino porque la sociedad no ha sido capaz de marcar un camino. Tan claro como que todos recurrimos al lugar común de “los jóvenes son la esperanza del mañana”, pero nos negamos a darles, a darnos, un mejor presente. Si como sociedad buscamos ese porvenir a partir de lo que estamos construyendo, estamos perdidos.

¿Acaso no sería mejor dejarnos de frases huecas y comenzar a actuar con un poco de solidaridad, honestidad, congruencia, lealtad, honradez y todo aquello que esperamos de los demás? ¿No sería mejor trazar un destino del que todos seamos dueños y en el que todos participemos? Dejemos los discursos para los políticos y empecemos a trabajar para que esa tercera parte de nuestra sociedad verdaderamente pueda convertirse en una masa adulta con mejores condiciones de vida que las que nuestra realidad actual les puede ofrecer.

La familia no concibe la importancia de otorgar a los más jóvenes una libertad con unidad. La Iglesia no halla en su hipocresía y sometimiento de la conciencia la causa de  diáspora de los noveles creyentes. Los empresarios no entienden que son los jóvenes esa fuerza laboral que hará que la economía y el mercado aceleren su pausado andar. Los profesores no pensamos en nuestros alumnos como seres humanos con sentimientos y problemas, sino como máquinas almacenadoras de datos y autómatas calificados.

Así, los jóvenes nos hemos convertido en sujetos desapegados de nuestro núcleo familiar, sin fe terrenal o espiritual, carentes de expectativas de desarrollo personal y profesional. La juventud de hace tres o cuatro décadas tuvo un mejor ejemplo que el que tiene hoy. Nuestros abuelos fueron mejor ejemplo que nuestros padres, y ellos habrán sido mejores que nosotros. Y entre todo esto, ¿qué responsabilidad tiene un gobierno pasivo, ignorante, pueril y superficial? Honestamente, ninguna. Entre todos hemos decidido que lo verdaderamente importante es hablar de lo importante y no hacer nada.

Cuesta trabajo pensar que, teniendo las enormes posibilidades que da nuestro presente, estemos perdiendo el tiempo afirmando que lo que pasa con la juventud es culpa de otros. Cuesta trabajo creer que no aprovechemos las experiencias actuales para cambiar nuestra actitud y recomponer el camino. Cuesta trabajo que seamos nosotros mismos como sociedad quienes estamos condenando a los jóvenes a un destino tan cierto como cierta es la miseria, la ignorancia, la frivolidad o el hambre. Cuesta trabajo seguir mirando cómo pasan los días sin que seamos capaces de reconocer nuestros errores y asumir nuestras responsabilidades. Cuesta trabajo darnos cuenta que, igual que el gobierno, para la sociedad los jóvenes son un tema responsabilidad de los demás, nunca nuestra. Cuesta trabajo aceptar que todos, absolutamente todos, nos hemos dedicado a subrogar a la juventud.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 6 de diciembre de 2010.

1 comentario:

  1. Que ironía que esto lo hayas escrito en el año en que más faltaste a dar clases, te caracterizó tu ausentismo y el no tener ni siquiera el valor de al final ir a presentarte ante tu grupo para hacer el examen parcial, para eso mandaste a Giovanni, así que deberías empezar a aplicarte a ti mismo eso de "comenzar a actuar con un poco de solidaridad, honestidad, congruencia, lealtad, honradez"

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