23.4.11

Un Goya mexiquense*

El pasado martes 14 de diciembre, el Congreso del Estado de México rindió un merecido reconocimiento a la Universidad Nacional Autónoma de México. En una sesión solemne, y con la presencia de distinguidos miembros de la comunidad universitaria, el nombre de la máxima institución académica, científica y cultural del país fue inscrito en el muro de honor del recinto legislativo. De esta manera, el Congreso Mexiquense se suma a otros recintos legislativos como la Cámara de Diputados, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el Congreso del Estado de Hidalgo en cuyos muros brilla orgulloso y lleno de dignidad el nombre de la Universidad Nacional.

Más allá de lo que un acto de esta naturaleza implica, es justo recordar la importancia de la Universidad en la vida nacional, pero particularmente entre los mexiquenses. Sin lugar a dudas, el Estado de México es la entidad federativa donde la presencia e importancia social de la UNAM se refleja de mejor manera. Repartidos en un plantel del Colegio de Ciencias y Humanidades y en cuatro Facultades de Estudios Superiores, más de 70 mil alumnos acuden cotidianamente a prepararse para enfrentar los retos de la vida profesional. Más de 70 mil jóvenes que en el Estado de México tienen el privilegio de instruirse en la mejor universidad del país.

Pero el vínculo entre la UNAM y el Estado de México va más allá de instalaciones académicas o centros de investigación. Todos los días, miles de mexiquenses recorren un camino que los conduce a Facultades, Escuela Nacionales, Institutos o Centros, donde se forman para ser mejores mexicanos. Después de los capitalinos, los mexiquenses son el mayor grupo poblacional que nutre a la gran comunidad universitaria. En el ir y venir de miles de jóvenes del Estado de México, la Universidad se nutre de experiencias e historias que contribuyen a enriquecer el gran espejo de la realidad nacional que es esta Institución.

De esta manera, es indiscutible la importancia que tiene la Universidad Nacional entre la población del Estado de México. Pero el Estado de México también ha dado mucho a la Universidad. Resulta imposible negar el papel que han jugado grandes maestros universitarios de origen mexiquense. Gustavo Baz, Pablo González Casanova, Luis Nishizawa o Isidro Fabela, cuyo nombre fue inscrito en esta misma sesión del Congreso Mexiquense, dan cuenta de ello. La deuda, pues, es de ida y vuelta. El Estado de México le debe mucho a la Universidad Nacional Autónoma de México, pero esta institución no se entendería sin las aportaciones científicas, humanísticas, sociales, artísticas y culturales de grandes mexiquenses.

Es así que la inscripción en el muro de honor del Congreso Mexiquense del nombre de la Máxima Casa de Estudios del país se convierte en un justo reconocimiento, pero también en la renovación del compromiso con la sociedad de esta entidad. Aún cuando las condiciones sociales, económicas y culturales en el Estado de México han mejorado notablemente durante los últimos tiempos, el camino hacia el desarrollo, la equidad y el progreso es largo y sinuoso. Inequívocamente, hoy como siempre, la Universidad Nacional Autónoma de México acompañará a los mexiquenses en su recorrido.

Por estas y muchas razones más, bien vale reconocer al Congreso Mexiquense y al Gobernador Enrique Peña Nieto por impulsar un merecido homenaje a la Universidad de todos. Presentada por el Diputado Ernesto Nemer Álvarez, la iniciativa de inscripción con letras de oro del nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México fue aprobada de forma unánime por los miembros del Congreso. A Enrique Peña Nieto, a Ernesto Nemer Álvarez y a todos los diputados de la 57 legislatura, muchas gracias. A los habitantes del Estado de México, desde lo más hondo de este corazón azul y oro, ¡Goya, mexiquenses, Goya, Universidad!

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 20 de diciembre de 2010.

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