23.4.11

Juventud subrogada*

Apenas en septiembre pasado reflexionaba en este espacio acerca de la juventud. En aquella ocasión señalé que la juventud estaba extraviada debido al desinterés de nuestra clase política por atender a un sector de la población del que se sirve durante sus campañas y que sólo sirve para llenar líneas de sus discursos. Entre las falsas promesas y las frases huecas, los jóvenes no sabemos bien a bien qué somos dentro de nuestra sociedad. Pocos, verdaderamente muy pocos, son quienes con compromiso y dedicación demuestran interés genuino por los jóvenes.

Inicio hoy una serie de artículos – de esas que permiten al lector una reflexión más profunda al margen de los asuntos coyunturales – acerca de la juventud y cómo todos, incluidos los propios jóvenes, nos hemos desentendido de ella. Gobierno, familia, partidos políticos, sociedad, empresarios, iglesias, escuelas, todos pues, tenemos una deuda con la juventud que históricamente hemos evitado saldar.

Todos queremos más y mejores oportunidades para la juventud. Todos deseamos que los jóvenes cuenten con condiciones satisfactorias que les permitan desarrollarse adecuadamente. Todos aspiramos a que sea la juventud de hoy la que por fin nos permita despegar como nación y como sociedad. Todos tenemos en los jóvenes la esperanza de un mejor mañana. Y todos pasamos al de al lado nuestra responsabilidad con ellos. Todos, todos, hemos subrogado a la juventud.

Si bien es cierto que como encargado de la planeación de las políticas de juventud el gobierno tiene una gran responsabilidad en el fracaso de la juventud mexicana, no menos es que la sociedad en general y sus instituciones en lo particular, hemos dejado de hacer aquello que nos corresponde. La realidad que hoy enfrentamos los jóvenes no es sino la consecuencia de los años de olvido, apatía e indiferencia de la estructura social mexicana. ¿Qué han hecho las familias para apoyar e incentivar el desarrollo de los jóvenes? ¿Qué han hecho los partidos políticos para incorporar a su propuesta y agenda el tema de la juventud como una prioridad? ¿Qué han hecho los empresarios para fomentar la incorporación de los jóvenes al mercado laboral? Montarse en el viejo discurso de un mejor futuro para ellos sin preocuparnos por atender su presente.

No tengo duda de la importancia del binomio sociedad-gobierno en este y otros temas. La participación de ambos resulta trascendental para lograr consolidar una estrategia seria, congruente y estable que permita a los jóvenes crecer no sólo para convertirse en los adultos del mañana, sino para hacerlo como una generación con las herramientas y los instrumentos indispensables para rescatar a México del bache en el que se encuentra. Pareciera que no entendemos que lo que hagamos por la juventud será en beneficio, o perjuicio, para el presente y el futuro.

En las próximas colaboraciones analizaremos cómo es que hemos recurrido a ignorar el tema de la juventud, aduciendo que éste es responsabilidad de los demás, nunca nuestra. Partiendo del papel que tiene que jugar el gobierno en la definición de políticas públicas y la conducción de planes y programas, pero sin olvidar la importancia que en esto tienen las instituciones sociales, trataremos de explicar porque la juventud se encuentra en el cabús del desarrollo de la sociedad.

Mientras no entendamos que la juventud merece mucho más que discursos y promesas, mientras no hagamos parte de nuestro compromiso el esforzarnos por generar mejores condiciones para los jóvenes, México no dejará de ser un país con altos índices de inseguridad, bajos niveles de educación, pobres oportunidades de crecimiento económico, pero sobre todo, con amplios sectores llenos de resentimiento, frustración y desesperanza. Mientras no comprendamos esto, la nuestra seguirá siendo una juventud subrogada.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 22 de noviembre de 2010.

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