23.4.11

La consulta de los Chuchos*

Hoy el país amanece con varias noticias que marcarán el destino de la política nacional para los próximos años. Teniendo como escenario al Estado de México, el día de ayer se celebraron dos actos que perfilan la que será una elección sumamente competida por lo que en ella se juegan varios actores. Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y el propio Presidente Felipe Calderón, han fijado el 3 de julio como la fecha en la que se verán las caras por primera ocasión en la carrera por la Presidencia en 2012.

A primera hora del domingo, perredistas y panistas instalaron mesas de votación para realizar una consulta en la que se busca conocer el sentir de los mexiquenses respecto de una eventual alianza entre ambos partidos. Poco más tarde, en la sede del PRI estatal, se registró quien será el candidato de este partido a la gubernatura del Estado. Ambos actos marcan el inicio de una guerra despiadada en la que, desafortunadamente, lo que privilegiará serán las descalificaciones y acusaciones mutuas, muchas de ellas justificadas pero ninguna útil para contribuir al desarrollo de la insípida democracia.

En el caso de la consulta, es de destacar la falta de seriedad con la que esta se ha organizado. Resulta difícil pensar que los mecanismos de seguridad con los que cuentan panistas y perredistas eviten la comisión de actos fraudulentos y que en cualquier proceso democrático serían motivo más que suficiente no sólo para desconfiar de los resultados, sino incluso para anular el ejercicio mismo. En los siguientes días tendremos conocimiento preciso de los resultados de esta encuesta, la cual seguramente avalará la decisión que desde hace tiempo se tomó entre las dirigencias de ambos partidos.

Pero la consulta ha dejado ver otros aspectos de la política mexicana. La dirigencia del PRD, encabezada nuevamente por un Chucho, se ha empecinado en privilegiar el odio por el PRI y su principal activo, Enrique Peña, en detrimento no sólo de un militante distinguido de aquél partido como es Alejandro Encinas, sino incluso de la oportunidad de obtener un triunfo que reposicionaría al Sol Azteca entre el electorado. Encinas ha señalado que si la alianza se aprueba, de ninguna manera participará en una elección en la que formalmente no cumple con los requisitos que marca la ley.

Por lo que hace a los panistas, llama la atención la incontinencia verbal de quien hasta hace poco servía como secretario particular del Presidente de la República. Luis Felipe Bravo Mena, el otrora representante de México frente al Vaticano, llama a los ciudadanos a votar en la consulta y manifestarse en favor de la alianza PAN-PRD, pero descalifica la posible participación de los priístas. ¿Acaso los priístas no son ciudadanos? Si Bravo Mena y sus secuaces querían evitar la participación de aquellos con preferencia por otro partido distinto al suyo o a su nuevo aliado, entonces hubieran realizado una consulta únicamente para militantes.

Los tambores de guerra comienzan a resonar en una elección que se antoja harto compleja, pero también sumamente interesante para conocer los verdaderos intereses de unos y otros. El comportamiento que tengan los partidos y sus actores será una gran muestra de lo que nos espera el próximo año.

No puedo terminar esta colaboración sin mencionar mi admiración y respeto por dos políticos que demostraron una gran madurez, dignidad y estatura en el proceso de selección interna del candidato priísta al Gobierno del Estado de México. Me refiero a Ernesto Nemer y Luis Videgaray. Sin temor a equivocarme, la decisión de no participar en la contienda significó un amargo trago en sus proyectos personales, pero una actitud digna de mencionar por la congruencia e institucionalidad mostradas. Felicidades por ello, pues se trata de un ejemplo del que muchos tendrían que aprender.

* Publicado en los diarios de Organización Editorial Mexicana el 28 de marzo de 2011.

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